Después de un largo fin de semana en Bratislava, con visita a Viena, volvemos al entrenamiento diario que esta semana va a ser especialmente duro hasta el jueves a fin de acabar de preparar la duatlón de Pallejá, donde espero, al menos, quedar por delante de mi hermano y de su amigo Oscar, aunque sé que será difícil.
Bratislava es una típica ciudad de países del Este, con aspecto comunista (esos grandes bloques de cemento, todos iguales) pero con un encanto especial en el centro de la ciudad (muchos bares/pubs, estatuas de bronce en la calle, numerosos edificios antiguos, etc...) y, para Navidad, aún más con esos mercados de comida, bebida y regalitos.
Lo bueno que ha tenido estar en Bratislava es que hemos podido disfrutar de un hotel precioso a un menor precio de lo que puede costar en Viena y también la cercanía (en tren, 1 hora a un coste de 20€ los dos i/v) con Viena. El mayor inconveniente, el tipo de cambio (coronas eslovacas).
Viena, de los viajes que he realizado, es la ciudad Imperial por excelencia. Estuvimos allí un día y con ello puedes apreciar lo majestuosa ciudad que es. En breve cuelgo algunas fotos del viaje.
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